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Glaciar Perito Moreno: Una relación a contra reloj

Este texto lo escribí en enero de 2017. Recién habíamos vuelto de nuestro viaje por Europa, y nuestra aventura en El Calafate era inminente. Ahora, ya sintiéndome calafateña, viviendo a 80 km de El Gran Coloso y sabiendo que el puente está cerrado y es cuestión de tiempo que empiece a filtrar, no puedo evitar recordar todo lo que viví, y por eso quiero compartirlo con ustedes.


Es un poco largo, pero no supe cómo sintetizar todas las sensaciones y sentimientos. Espero que lo disfruten.

 

En el año 2012 Agus me escribió por MSN (si, si… el viejo y querido MSN) avisándome que el Glaciar Perito Moreno había empezado a filtrar. Era un jueves y empezamos a evaluar opciones para hacernos una escapada de fin de semana. Así fue que el viernes decidimos sacar el pasaje para el sábado a la mañana, con regreso el domingo a la noche, cruzando los dedos para que la ruptura se genere en ese fin de semana.


Yendo un poco más atrás en el tiempo, para entender el porqué del exabrupto, les cuento que Agus trabajó en el Parque Nacional como voluntario en el año 2004 y presenció la gran ruptura del Glaciar, espectáculo que no ocurría desde el año 1988. A Fines del 2005 trabajó en El Calafate de nuevo y en enero de 2006, unos pocos meses después de haberlo conocido, yo viajé para visitarlo. Ese fue el momento en que me enamoré del Glaciar. Ok, puede haber incidido que estaba con Agus, que no lo había visto por bastante tiempo y que estábamos en la etapa color de rosas de la relación, pero eso sólo hizo que disfrute más al ver los enormes bloques desprenderse del frente, con un estruendoso ruido al separarse de la gran masa de hielo y al caer sobre el lago. Ese mismo año, en Marzo, Agus había terminado de trabajar, se disponía a cerrar la temporada con una bicicleteada con su amigo y escucharon las noticias: ¡El glaciar empezó a filtrar! Retrasaron unos días el inicio del viaje y fueron al Parque Nacional. Esta vez el puente calló a las 23hs. De noche no se puede ver el glaciar.



Explicación de la Ruptura


Un amigo entendió que el culpable de la ruptura del glaciar era el calentamiento global. Por eso antes de seguir con la historia me gustaría dejar la explicación del fenómeno (Si ya la conocen, pueden avanzar hasta “volviendo a 2012”):


El fenómeno de la ruptura sucede cuando el glaciar toca la Península de Magallanes formando un dique natural de hielo que obstruye completamente la comunicación entre el Brazo Rico y el Canal de los Témpanos. Las aguas del Lago Argentino siguen fluyendo naturalmente hacia el mar a través del Río Santa Cruz mientras que el Brazo Rico, al quedar aislado del Lago y seguir recibiendo aportes de llueva (fusión de nieve y hielo) comienza a subir su nivel.

El aumento de nivel de las aguas genera una presión sobre el dique de hielo y bajo dicha presión, el agua consigue poco a poco filtrarse hasta vencer el hielo en su punto más débil, esto es la zona de contacto con la tierra. Cuando el hielo finalmente se perfora, el paso del agua comienza a acelerarse cada vez más hasta que se produce el derrumbe, quedando entre el Glaciar y la costa un canal abierto por las mismas aguas y que permite la comunicación entre el Brazo Rico y el Canal de los Témpanos. El proceso se reinicia cuando el frente del glaciar vuelve a avanzar sobre el canal hasta tocar otra vez la costa.

*Fuente: http://patagoniaaustral.idoneos.com/


A esta explicación le agregaría las medidas del glaciar, para tener una dimensión de lo que estamos hablando:

  • Longitud: 30 km

  • Superficie: 257 km2 (como referencia, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene una superficie de 203km2)

  • Frente: 5 Km de ancho

  • El frente del glaciar sobrepasa los 60 metros sobre el agua en su altura máxima


Volviendo a 2012


Ese sábado llegamos a El Calafate y decidimos ir directamente a la terminal para tomarnos el bus turístico que nos llevara al Glaciar… para llegar al hotel teníamos tiempo a la noche, y queríamos llegar a ver colapsar el puente de hielo. Ese día llovía y hacía frío, pero estábamos frente al Glaciar y era todo lo que importaba. Me aferré a un lugar en las pasarelas, cámara en mano (hacía sólo unos meses había empezado a estudiar fotografía) y no me moví por horas. Cuando escuchaba un trueno, disfrutaba al ver los gigantes bloques de hielo con tamaños de edificios de 20 pisos colapsando en el lago.


Con mi cámara apuntando al puente, con la esperanza de ver caer el colosal puente, mis dedos se empezaron a agarrotar, y cada vez que quería hacer una foto me daba cuenta que tenía que prestar especial atención a mi dedo índice porque no me respondía… era una principiante en el frío sin guantes.


Llegó el momento de irnos, el fin de la jornada, y el puente seguía de pie frente a nosotros. Nos fuimos al hotel en contra de nuestra propia voluntad a darnos una ducha calentita y secar la ropa. Cuando despertamos al día siguiente, las noticias anunciaban que durante la noche el puente colapsó, sin testigos oculares una vez más, sólo estaban los trabajadores del parque que escucharon el estruendo.




2016, Otra vez contra reloj


En septiembre de 2015 pasamos 15 días en El Calafate y El Chaltén de vacaciones, pero eso no impidió otro arrebato. Un martes de marzo de 2016 nos enteramos que el glaciar empezó a filtrar. Yo estaba en la oficina, Agus ya trabajando como independiente. La primera reacción que tuvimos fue “aww, que lindo sería estar ahí”, pero alguno de los dos (no me acuerdo quien, supongo que fue Agus) dijo “¿porque no vamos?”. Era una locura, pero ¿qué es la vida sin un toque de locura?


Sin estar todavía muy seguros, fui a hablar con mi gerente. Le conté un poco la historia y le pedí permiso para tomarme el viernes como día de vacaciones. Viajaríamos el jueves a la noche.


Agus estaba en contacto con sus amigos de El Calafate que le iban pasando información, el estado del glaciar, y predicciones (que dado el comportamiento irregular del Glaciar nunca son exactas), hasta que llegó un mensaje crucial: “no llega al viernes”. Habíamos vuelto a foja cero. ¿Vamos? ¿No Vamos? ¡Anda vos sola! ¡Vayamos juntos!


Llegué el miércoles a la oficina con todos los nervios. Mi gerente se había tomado el resto de la semana y tenía que pedirle el día extra al sr Manager. Hablé con mi compañero, le conté la historia, y su respuesta automática fue “Andá que yo te cubro”. Se me dibujó una sonrisa en la cara y fui a pedirme el día extra, avisando que si durante la noche caía el puente el viaje se suspendía. El miércoles a las 17.30 me confirmaron que podía tomarme los dos días.


Cuando volví al departamento tenía que esperar a Agus que volviera de trabajar para reanalizar la situación. Escenario va, escenario viene, a las 21hs decidimos sacar el pasaje por internet, pero ¡no había vuelos! No se cómo se me prendió la lamparita y dije “seguro ya no aparecen porque estamos muy cerca de la hora de embarque”. Llamamos por teléfono y había dos opciones: a las 9am salía un vuelo desde Aeroparque y a las 5.45hs salía el vuelo de Ezeiza. Armamos un bolso rápido, y nos fuimos a dormir. A las 3.30am miramos las noticias, el puente todavía seguía en pie y salimos para Ezeiza.


Cuando subimos al avión nos informaron que el vuelo estaba demorado 15 minutos. Estábamos un poco ansiosos, 15 minutos de demora era mucho tiempo en esas condiciones. Tuvimos un vuelo tranquilo y llegamos a las 9am al aeropuerto de El Calafate. Por un breve momento pensamos en ir hasta la terminal a tomar el micro que nos llevara al glaciar, pero nuestros informantes nos estaban diciendo “vengan que está muy activo”, “no sé cuánto tiempo más aguanta”, “parece que cae en cualquier momento”, así que decidimos no arriesgarnos y nos tomamos un remis, avisándole que pensábamos estar todo el día en pasarelas, hasta el horario de cierre. Todavía nos separaban del glaciar 80 kilómetros.


Pasamos por el supermercado y nos abastecimos para el día, porque la última noticia que teníamos era que el bar de pasarelas se había incendiado y no sabíamos si venderían comida. El conductor entendió nuestra ansiedad y puso en la radio un programa que estaba transmitiendo el minuto a minuto en directo desde las pasarelas del Glaciar. Recuerdo que el locutor no paraba de repetir la palabra “inminente”.


Casi llegando a la famosa curva de los suspiros, la primera vista del glaciar, tuvimos una interferencia en la radio y perdimos la señal. Ya estábamos llegando y el puente todavía seguía estando de pie.

Empecé a “pedirle” al glaciar que por favor nos espere, ya estábamos llegando, faltaban sólo unos minutos.

Agus, habiendo ya presenciado la ruptura de 2004 me dijo “cuando frene el auto bajate y empezá a caminar rápido por las pasarelas. No pares hasta que veas el puente. No te distraigas con los témpanos que están en el lago. Yo voy atrás tuyo cargando la mochila y la bolsa del supermercado”.


Tome las indicaciones al pie de la letra y, en el momento en que el auto frenó, casi al lado de la casa de voluntarios, en el canal de los témpanos, me lancé y empecé a caminar rápido y sin mirar atrás. Me quedaban 2km de pasarelas antes de ver el puente. De repente vi a dos personas caminando en dirección contraria a la mía. Tres personas más (extranjeros), dos personas con vestimenta de voluntarios del Parque… Mi razonamiento “lógico” (?) fue que estaban trabajando (en mi mente eso tenía sentido, con tal de no preguntar si se había caído el puente). Cuando levanté la cabeza vi a un hombre con una cámara canon colgada del cuello, también caminando en sentido opuesto. Mi corazón se empezó a estrujar, pero en ningún momento aminoré la marcha. Delante mío una chica de campera roja caminaba a mí mismo ritmo, pero en un momento se frenó (todavía acelerada) a saludar a un señor que venía de frente con una nena en sus hombros que le dijo “no corras, ya se cayó”. Mi corazón se paralizó y le pregunté un tanto incrédula “¿Ya se cayó?” a lo que me respondió “si, hace unos 10 minutos”.


No lo quise creer y seguí caminando a mi paso rápido, como me había dicho Agus, hasta ver con mis propios ojos el puente. Mi corazón se volvió a estrujar. Estaba lloviendo y la capucha de mi campera se deslizó sobre mis ojos por unos segundos en los que me permití que la congoja se asome por mis ojos y la expresión de mi cara, pero sin disminuir la marcha. Me tragué las lágrimas.


Al final de mi recorrido lo vi. Efectivamente el puente se había caído. Sólo quedaba en pie el hielo, la columna sobre la península y sobre el canal se veían todos los témpanos que se crearon al momento de colapsar el puente. Me pare de frente al Glaciar, apoyé mis codos sobre la baranda, agarrándome las manos y pensando “No podías esperar 15 minutos más, ¿no?”


Me quedé un rato sola, mirando la inmensidad del glaciar hasta que lo vi llegar a Agus. Me acerque, lo abrace y nos quedamos mirando el glaciar. Agus me miró a los ojos, me sonrió y me dijo “va a volver a pasar, y vamos a volver”



*Les dejo los videos de esas dos rupturas y un mapa para que se ubiquen.


Ubicación Geográfica

Alguna vez visitaste el Glaciar? Qué te pareció? Contame tu experiencia :)

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